
LA LEONA
Los cazadores, armados de lanzas y agudos venablos, se acercaban silenciosamente.
La leona, que estaba amamantando sus hijitos, sintió el olor y advirtió en seguida el peligro.
Pero ya era demasiado tarde: los cazadores estaban ante ella, dispuestos a herirla.
A la vista de aquellas armas, la leona, aterrada, quiso escapar. Y de repente pensó en sus hijitos...